Primera jornada mundial de los pobres

Creo que esta jornada, querida por el papa Francisco, es una interpelación fuerte para tener presente ese mundo marginal, de pobreza, a veces de miseria, que forma parte de nuestra sociedad. Nadie elige ser pobre, y sin embargo por una razón u otra un porcentaje alto de personas de carne y hueso la sufren. El origen es diverso, pero la realidad es la misma: hermanos nuestros que quieren vivir con una cierta dignidad y no lo pueden porque les falta los recursos materiales necesarios.

De tanto ver la pobreza, se puede crear una actitud de indiferencia. “¿Y qué puedo yo hacer?”. Y como la pobreza no sólo continúa, sino que aumenta, casi inconscientemente se vuelve la mirada para otro lado. Y que cada cual se apañe como pueda.

Creo que se debe actuar a varios niveles. La erradicación de la pobreza es un sueño que portamos tantas personas de buena voluntad. Para ello se requiere un nuevo orden internacional, donde la regla básica sea el respeto de cada pueblo y ciudadano. Las reglas deben ser justas y equitativas para todos los pueblos de la tierra. Esto conllevaría un cambio estructural. ¿Estamos dispuestos a ello? Estemos dispuestos o no, ese es el camino que hay que recorrer. Y hasta que no se tome esa dirección la pobreza seguirá aumentando.

La pobreza no es algo abstracto. Tiene una cara, unos ojos, un cuerpo, una voz… La compasión es ese gran don divino que te ayuda a meterte en la piel de ese otro que está enfrente: “¿Y si yo fuese ese otro?”. Mirar cada ser humano como a sí mismo. Esto no viene de la noche a la mañana, se requiere un buen entrenamiento cotidiano. Es un regalo de lo Alto, pero al mismo tiempo una tarea: cuando ese rostro pobre entra en la mente, en el pensamiento, en la vista, en el diálogo, en el corazón, entonces algo grande está cambiando. El mundo no soy sólo yo: el mundo es el otro, y el otro, y el otro, y también yo.

El amor por el pobre conlleva un compromiso personal que se manifiesta en un cierto estilo de vida marcado por la austeridad. Austeridad para compartir.

En este día, pido al Señor de tener entrañas de misericordia y de compasión, todo ello acompañado de la determinación.

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